XI
Se miró tres, cuatro, cinco veces al espejo. Estaba sorprendida por su imagen. Obviamente, ya no era la misma que hace quince años, pero sabía mucho más que entonces y eso la hacía más atractiva. Al menos eso se juró a sí misma cinco, seis, siete veces.
Se había preparado para este encuentro con mucha paciencia, no quería parecer ansiosa, ni vestida para la ocasión. Se cambió de ropa siete, ocho, nueve veces.
Contó hasta diez y entró en el bar. El esperaba al fondo de la barra, parecía muy tranquilo y sonrió. Ella tembló y buscó las palabras. Sólo encontró once:
Me moría por decirte que nunca he podido olvidarme de tí.
2 Comments:
Once palabras apabullantes, sí.
Imagino que después de decirlas al hombre le temblaron hasta las córneas.
Creo que me quedaré con la duda...
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