Soñando con angelitos...
Byron me observaba desde el fondo del bar.
La bruja dijo: "Corre a por él y asegúrate que deje marca.". La niña suspiró: "Bello y frágil, es un poeta." Yo pensé: "Seguro que bebe absenta, no la pruebes o jodes la noche."
Mis pasos me dirigían a él cuando una mano cubrió sus ojos y, un rostro que apareció de la nada, comenzó a susurrar en su oído. "Dios mío, es Wilde, le contará que soy un fraude. Lo sabe, me ha visto, me sentenciará en dos frases de las suyas."
Rieron, se besaron y me miraron. Me quedé muda, petrificada, bajé la cabeza y ví que iba desnuda. "No te preocupes, tu cuerpo no nos interesa..." "Gracias, creo que probaré la absenta."
La bruja rió estruendosamente y la niña se tapó los ojos. Yo bebí y les rogué que me hablaran un minuto, un segundo, una palabra... "Sí"- dijo Byron. "Tengo la lengua ocupada"- escupió Wilde. Y se derritieron ante mis ojos.
Hemingway salió del reservado con un arma en la mano. "No, por favor, esta noche no." "Tienes algo mejor que hacer???"- preguntó. La bruja sugirió: "Llévalo de pesca." La niña lloró y yo puse cara de paisaje inglés.
"Si alguien va a morir, tendré que contarlo yo."- dijo Capote a mis espaldas. "Cállate, cabrón!!!"
No me gusta esta fiesta, tengo que despertar, al fondo hay luz. La bruja gritó: "Eres una rancia, siempre te vas en lo mejor." La niña rogó: "Vámonos ya, tengo miedo." Yo intenté abrir los ojos pero pesaban demasiado. Me pareció oír una melodía de fondo...
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