QUE FUE DE BABY JANE?

Y QUE HABRÁ SIDO DE TODOS LOS QUE LA MIRABAN SIN VERLA?

lunes, julio 02, 2012

...Y así se las hemos contado.

Vivo en un país que se echa a la calle para celebrar un triunfo futbolístico pero no para defender sus derechos. Salvo unos pocos, que desde luego, no han ocupado cuatro o cinco horas de televisión hoy.

Escucho a diario réplicas hacia los que sí están en la calle, luchando por lo suyo, lo nuestro, lo de todos. Que si los mineros ganan mucho y se jubilan con cuarenta tacos, que si los profesores tienen muchas vacaciones, que si la subvenciones que recibieron...

Bueno, podría recurrir a mi cita favorita sobre las opiniones, pero como ya está muy manida, voy a recurrir a mi propia opinión que también apesta pero es la que tengo.

Yo no he recibido una puñetera subvención en toda mi vida. Nunca he sido mileurista, ya me hubiera gustado. Cuando más putas las estábamos pasando nos tocó pagar cienmil pesetas a Hacienda porque mi santo, que era el único que curraba, había cobrado de tres empresas distintas (una de ellas el INEM). Y cuando he intentado crear empleo, el mío al menos, no he encontrado la más mínima ayuda. Y no esperaba pasta, de verdad, me bastaba con asesoría, información, promoción... Cosas que a los de arriba les cuestan muy poco o nada, porque tienen gente en puestos de trabajo hechos a su medida que no tiene absolutamente nada más que hacer.

A mí ya no me sorprende que darlo todo por una idea, apostar por una zona bella pero marginada y dejarte la piel en el intento no tengan recompensa, sino todo lo contrario. Pero si dejo de soñar y de creer en mis sueños, ya no sé cómo voy a educar a mi hija. Porque no me siento capaz de decirle: "No sueñes, sigue al rebaño y no aspires a crear tu propio camino".

Yo me iré y unos lo verán como un triunfo propio, como si hubiera venido a robar en vez de a aportar...
Otros creerán que no he luchado lo suficiente. Y algunos, espero, me echarán de menos. Para estos últimos, que sepan que tienen un carné de ciudadano en el país de esta triste apátrida, donde vales por lo que eres y no por lo que tienes.

PD- Sí, ya sé que soy rarita. Siempre he estado enamorada de la palabra volver... Hasta hoy.